Michel Hidalgo fue nombrado director técnico de la selección de Francia el 27 de marzo de 1976, tres días después de que en la Argentina ocurriera el golpe de Estado. En los dos años transcurridos hasta el Mundial 78, los franceses aprendieron a valorar a aquel hombre nacido en Normandía, en la Alta Francia, que se había destacado en sus años de jugador en el AS Mónaco, club con el que obtuvo tres títulos locales.

Hidalgo fue el técnico que después de 12 años clasificó al equipo galo al máximo campeonato de fútbol del mundo. También fue el protagonista de un intento de secuestro en su viaje hacia la Argentina de Rafael Videla.

Un susto de contrainformación

El 25 de mayo de 1978, la selección francesa tenía los boletos para viajar de París a Buenos Aires a disputar el torneo más importante de la FIFA. Dos días antes, Hidalgo había salido de su casa de campo en las afueras de Burdeos, en el suroeste francés. Viajaba en su auto junto a su mujer hasta la estación de tren desde donde continuaría rumbo a la capital francesa.

En medio del camino, un auto se le cruzó obligándolo a detenerse a un costado de la ruta. En el vehículo viajaban cuatro hombres, que se bajaron en dirección al coche del entrenador francés. Hacia Hidalgo se dirigió el único de ellos que estaba armado y le exigió que lo acompañara a una zona boscosa al costado de la ruta; los restantes se quedaron rodeando el auto. Los raptores le dirían un día después al diario Le Matin, en una entrevista secreta, que prepararon el secuestro durante dos meses, a la espera de la partida del seleccionado rumbo a Buenos Aires.

Hidalgo, quien llevaba 12 años fuera de las canchas, caminó junto al secuestrador y en unos pocos movimientos lo dejó desarmado. Los cuatro hombres huyeron rápidamente. El director técnico de 45 años volvió a su auto con su mujer y condujo hasta la comisaría más cercana, donde contó lo ocurrido y entregó el arma. La Policía informaría que la única pistola de los secuestradores estaba descargada y, ante el fracaso rotundo del rapto, plantearía dos hipótesis: eran cuatro ladrones principiantes o se trataba de un secuestro de carácter político.

Esa noche, con Hidalgo rumbo a París, la agencia de noticias France Press (AFP) recibió un llamado anónimo de una persona que se identificó como responsable del intento de secuestro. La voz en el teléfono subrayó no pertenecer a una organización y aseguró que sólo buscaban llamar la atención para denunciar la desaparición de personas por parte de la dictadura argentina y la complicidad francesa al viajar a disputar el Mundial 78.

La noticia del secuestro del entrenador francés, en diario La Nación.

Al día siguiente, los infructuosos secuestradores darían una entrevista secreta al diario Le Matin. En ella se describen como un grupo antifascista, sin conexión con la Argentina, que intentaba una acción humanitaria y no violenta. Explican que en un principio habían pensando en raptar a Michel Platini, la joven estrella del equipo francés, pero luego optaron por Hidalgo, por considerarlo un “sindicalista (que) ha intervenido en manifestaciones de carácter humanista”.

En la entrevista detallaron cuáles hubiesen sido sus exigencias, en caso de que el director técnico y extitular de la Unión de Futbolistas Profesionales no hubiera frustrado sus planes de un solo movimiento:

  1. La libertad de 100 presos políticos de la dictadura argentina por cada jugador francés: 2200 en total.

  2. Tener espacios publicitarios en todos los diarios argentinos de mayor tirada y en los principales periódicos internacionales para explicar la situación represiva en la Argentina.

  3. Que un programa de horario central en la TV francesa exhibiese Aficionados, si ustedes supiesen, película realizada por el Comité Organizador del Boicot a Argentina 78 (COBA).

El plan frustrado logró de todas formas colarse en los medios, pero no tanto abrir el debate sobre lo que ocurría en la Argentina. El diario La Nación replicó la información de la agencia AFP tras el secuestro, pero no mencionó la denuncia sobre los desaparecidos sino “el aparente intento de llamar la atención sobre las repercusiones políticas del campeonato mundial”.

En paralelo al secuestro, otros grupos de personas que acompañaban las acciones del COBA realizaron manifestaciones en varias ciudades francesas en contra de la participación de su seleccionado: Dijon, Lyon, Nancy, Toulouse y Grenoble fueron las más masivas en la previa del viaje de Hidalgo y sus muchachos. Un grupo alcanzó a dañar el césped del Stade Chapou, en Toulouse, en la previa de un amistoso entre Francia e Irán. La Nación publicaría esos antecedentes, sin reproducir las frases escritas en aquella protesta, que sí fueron publicadas el mismo día en la tapa del Buenos Aires Herald: “Iran, Argentina: el mismo fascismo” y "Que no haya fútbol entre campos de concentración”.

El columnista de La Nación en París Luis Mario Bello se haría eco días después del reclamo del comando frustrado sobre la “liberación de 2100 detenidos”. El editorialista tildó la entrevista de Le Matin de “periodismo de ficción” y acusó al medio de “acoger únicamente declaraciones de los grupos contrarios a las actuales autoridades argentinas”, a pesar de reconocer las “omisiones que se registran en la tarea esclarecedora de los organismos oficiales de Buenos Aires”.

La lista de jugadores y la de desaparecidos

Hidalgo llegó el 25 de mayo al aeropuerto Charles De Gaulle de París rodeado de un amplio operativo policial y evitó el contacto con la prensa. El diario El País contextualizaba la situación que vivían los 22 jugadores del plantel francés: “Desde hace varias semanas, la seguridad de los jugadores y la de los periodistas, la suerte de los veintidós franceses desaparecidos o encarcelados en Argentina y las polémicas en torno a la eventual eficacia política de la participación francesa en el campeonato mundial acaparan la atención”.

En el diario La Nación se publicaría que Hidalgo, “escoltado por policías, no formuló declaraciones a los periodistas que lo aguardaban”, y en su edición posterior al ataque el matutino porteño destacaba una entrevista pasada del director técnico al diario Le Monde en la que decía: “Boicotear la Copa Mundial no es la mejor manera de comprender y ayudar a ese pueblo”. Otra columna del editorialista Bello titulada “La sensata posición de un director técnico” daría cuenta de las declaraciones de Hidalgo que rechazaban la no participación en el Mundial 78, con frases como “es difícil explicarse la posición de algunos diarios importantes que hacen eco a los planes de intoxicación de la opinión organizada por grupos clandestinos”.

¿Y qué ocurría con las denuncias de “los veintidós franceses desaparecidos o encarcelados”? En ese mismo aeropuerto en el que Hidalgo no recibió a la prensa, sí recibió a una delegación de la asociación de familiares de franceses desaparecidos en la Argentina y les dijo que trataría de ayudar a obtener información relevante, según publicaba el Buenos Aires Herald.  

Las denuncias por los detenidos-desaparecidos franceses eran un tema insoslayable para las autoridades francesas a pesar del silencio de los matutinos porteños. El ministro de Deportes francés, Jean Pierre Soisson, hablaba de los pedidos hacia la Junta Militar para asegurar la protección del plantel, al mismo tiempo que declinaba la invitación de la dictadura para asistir al Mundial 78, mientras que el presidente de la federación francesa, Fernand Sastre, prometía: “Tengo la intención de utilizar el viaje para plantear la cuestión del destino de los franceses desaparecidos en la Argentina”.

Hidalgo volvería a París sin mayor información sobre las denuncias y con un magro resultado deportivo. El equipo compartió el Grupo 1 con la Argentina y Platini convirtió su primer gol en mundiales en la derrota 2 a 1 contra la albiceleste en el Monumental. Los franceses ganarían sólo un partido frente a Hungría y se volverían en primera ronda. La revancha para Hidalgo llegaría en España 82, donde llegaría a semifinales, y también dos años después, cuando se quedaría con la Eurocopa. Muchos de sus compatriotas permanecen desaparecidos por la dictadura cívico-militar.