El jueves 4 de mayo de 1978, a menos de un mes del inicio del Mundial 78, la Comisión Directiva de River, presidida por Rafael Aragón Cabrera, votaba por unanimidad nombrar socios honorarios a los dictadores Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Ramón Agosti. Los tres represores celebrarían el 25 de junio en los palcos del Monumental el Mundial ganado por la selección argentina.
El 13 de octubre de ese año, una asamblea extraordinaria de socios refrendó el reconocimiento a los dictadores. Así se ratificaba la relación entre River y la dictadura militar.
Los integrantes de la Junta Militar conservaron la distinción de River hasta el 21° aniversario del golpe de Estado, cuando el club de Núñez decidió dar de baja el reconocimiento. Pasaron 19 años: Agosti murió en octubre de 1996 siendo socio honorario.
La medida había sido impulsada por el entonces diputado socialista y socio vitalicio de River Alfredo Bravo, víctima del terrorismo de Estado.
Videla, Massera y Agosti no fueron los únicos que fueron distinguidos por los dirigentes del fútbol argentino en aquellos años de terror.
El vicealmirante Carlos Alberto Lacoste, la cara del Ente Autárquico Mundial 78 (EAM) y confeso hincha del Millonario, siguió hasta su muerte en River. Por entonces, River era su patio trasero. Por ejemplo, en enero de 1979, cuando el entonces arquero Ubaldo Fillol se resistía a firmar la renovación de su contrato con River, fue citado por Lacoste a su despacho. Ahí le apuntaron con fusiles para amedrentarlo.
Aquel episodio evidenció la relación de conveniencia de los clubes del fútbol argentino con la última dictadura cívico-militar. Relación que continuó tras la dictadura: Lacoste llegó a ocupar el cargo de vicepresidente de la FIFA, entidad que lo invitó a ver el Mundial Francia 98.
El brigadier Osvaldo Cacciatore, intendente de facto de la ciudad de Buenos Aires entre 1976 y 1982, también zafó de la depuración del padrón de socios de River.
El general Antonio Merlo, exgobernador de facto de Tucumán, también conservó su condición de socio honorario en el club de Núñez.
El dictador Roberto Viola, segundo presidente de facto del régimen en 1981, también fue nombrado honorario ese mismo año. Viola, condenado por crímenes cometidos durante la dictadura en el Juicio a las Juntas e indultado en 1990 por Carlos Menem, también recibió el carnet de socio vitalicio de Colón en junio 1981. Junto a él, también recibieron la distinción Lacoste y el contraalmirante Rodolfo Luchetta, gobernador de facto de la provincia de Santa Fe. Los sabaleros, por entonces en la zona roja de la tabla, homenajearon a los represores con la intención de que eliminaran los descensos, cuenta el periodista Nicolás Lovaisa. Finalmente, Colón descendió a la Primera B.
Viola murió en 1994 con sus reconocimientos vigentes. Recién en 2011 el equipo santafecino le quitó su condición de socio vitalicio.
En Argentinos Juniors, el exjefe del Primer Cuerpo de Ejército durante la última dictadura Carlos Suárez Mason fue socio y titular de la Comisión de Patrimonio, en años en los que Luis Segura era vicepresidente del club. Y en 1980 fue declarado socio honorario por utilizar dinero de YPF y la aerolínea Austral para retener a Diego Maradona. Argentinos recién le sacó la roja en 1999.